LA ALDEA: UNIDAD URBANÍSTICA
Alberto Mendoza Morales

El mundo contemporáneo anuncia la futura concentración de sus habitantes en megaciudades. Residirán en aglomeraciones donde sabemos bulle inquieta, con frecuencia caótica, la vida metropolitana activa, visiblemente ingobernable, separada de la naturaleza. Crecen allí los niños en estéril encierro, jugando fútbol en la sala de los apartamentos, solitarios viajeros en internet. La situación prevista levanta un enunciado dialéctico: frente a las megaciudades, parte de la población del planeta vivirá en aldeas y ciudades medianas. Ambas unidades aceptadas como unidades legítimas del urbanismo mundial.

Aldea es pueblo pequeño, unidad residencial donde viven familias en estrechas relaciones de vecindad. Es una alternativa a gentes que no están dispuestas a sobrevivir en megápolis. En la aldea el tiempo es concreto. Sus pobladores comparten el diario discurrir, practican, sin intermediarios, relaciones directas, cara a cara, ocupan un espacio controlado, habilitado para la vida individual y social. Contra la aldea conspira un dicho atroz, "pueblo pequeño, infierno grande". Tratándose de comportamientos, es materia que cambiará con el tiempo y las nuevas realidades.

Las aldeas son configuraciones urbanas de primer grado. Son unidades compactas, rústicas, autosuficientes. Son lugares donde sus pobladores tienen oportunidad de resolver, por iniciativa propia, los problemas que suscita la convivencia. Problemas relativos a lo más próximo al hombre, vivienda, salud, seguridad, educación, agua, aseo, disposición de basuras.

La aldea es un escenario a escala humana. Niños y jóvenes tienen escuela alcanzable a pie, las amas de casa la tienda, el servicio médico, el mercado. En el centro estará el parque, la escuela y la unidad computarizada que comunica a los aldeanos con el mundo. Además el puesto de salud, oficinas y despachos de autoridades de los profesionales que laboran permanentemente allí.

Las aldeas serán centros agrourbanísticos. Su vocación apunta hacia el funcionamiento autónomo y autosostenido. Dispondrán de tecnologías apropiadas. Energía solar para calentar agua y cocinas; viento para mover máquinas; fuerza biológica para purificar aguas usadas, transformar basuras en gas para cocinas y obtener abono para plantas y sementeras.

Las aldeas, en el mundo globalizado, se conciben integradas en agrópolis, conjuntos sustitutos de las megápolis. Sus habitantes serán herederos de las ventajas de la ciudad grande, liberados de las desventajas que ellas ofrecen. Los aldeanos, desde su posición asociativa, crearán lo universal, entendido como lo local elevado a su máxima potencia.

 

 

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