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CONVENCIÓN
DE PERSONEROS
Alberto Mendoza Morales
Los
personeros de Colombia se reunieron en Cali. ¿Qué significa
ser personero? ¿Cómo actúan? ¿Qué
está pasando con ellos en los municipios?.
El personero es el representante de la comunidad. Sus funciones son
de Ministerio Público, veeduría ciudadana, defensa de
derechos humanos. En Ciudad Bolívar, Antioquia, lo definen como
"el encargado de defender los intereses de los ciudadanos; recibir
quejas sobre violación de los derechos humanos; informar a las
autoridades sobre esos hechos; vigilar a las funcionarios de la administración
municipal". .
Dadas sus funciones es inexplicable que los personeros sean elegidos
por los concejales y no por el pueblo. La elección, como está,
los pone más al servicio de quienes los nombran y menos de los
ciudadanos a quienes deben defender. Faltó en la Convención
de Cali la recomendación de que lo personeros, dada su función,
deben ser elegidos por votación popular. Otro requisito que debieran
cumplir es articularse directamente con las entidades de control nacional,
Procuraduría, Contraloría, Defensoría del Pueblo,
Zar Anticorrupción, Defensores de Derechos Humanos, Comités
de Veeduría Ciudadana. Formarían un sistema nacional de
protección ciudadana y anticorrupción que funcionaría
de abajo hacia arriba.
El ex Ministro Jaime Castro, ex Alcalde de Bogotá, dictó
una conferencia en el evento. Comentó la descentralización
territorial. Muchos colombianos se han ocupado y continúan ocupándose
del tema. El mismo viene haciéndolo. Denunció que ninguna
de las instancias decisorias de la nación, gobierno, congreso,
partidos, se ocupa del asunto. Recordó que "la victoria
militar de Núñez en el 85 enterró el federalismo
de Mosquera y organizó el centralismo que, con el tiempo, se
convirtió en el hipercentralismo político, fiscal y administrativo
de la actualidad". Anotó que con la elección de alcaldes
y gobernadores se estableció con ímpetu en los municipios
la corrupción, la politiquería, el despilfarro, la malversación,
el clientelismo, la burocratización, el nepotismo. Los municipios
cayeron en manos de roscas, camarillas y mafias políticas. Saquearon
el patrimonio y los presupuestos públicos. La corrupción
se centró en tres focos, regalías, régimen subsidiado
de salud y contratación local.
Ante estos hechos, que son ciertos, los personeros no pueden cumplir
su función defensora de la comunidad, fiscalizadora, correctiva.
Su primera adhesión la deben a los concejales que los nombran
desde sus intereses, costumbres, vicios y mañas. El cambio está,
entonces, en la elección popular de personeros y su vinculación
con las entidades públicas y ciudadanas de veeduría, control
y defensa. Si lo hicieran, fundarían en Colombia la cuarta rama
del poder del Estado, la rama ética, que se requiere con urgencia.
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