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SOCIOLOGÍA
DEL CONFLICTO
Alberto Mendoza Morales
Todo principio de año es propicio para formular deseos. En medio
del conflicto que vivimos, ninguno más alto y oportuno que alcanzar
la paz y la convivencia entre los colombianos. Sin hacernos muchas ilusiones.
El conflicto es inherente a toda sociedad. Se da en ellas de manera
natural. Sociedades y conflicto son inseparables. El conflicto se origina
en fuerzas abscónditas que juegan misteriosamente en el interior
de grupos humanos, sociedades, naciones, Estados. El conflicto adopta
formas diversas y niveles diferentes. Se manifiesta en luchas, disputas,
pugnas, combates, choques. Es la manera como se confrontan poderes y
verdades. El choque suele endurecer posiciones y profundizar antagonismos.
En los Estados el conflicto suele darse entre los titulares del poder
que usufructúan y defienden el orden establecido por ellos y
los críticos que lo atacan y aspiran a modificarlo. Alimentan
el conflicto y la confrontación los desequilibrios económicos,
la corrupción del orden vigente, el desgobierno y la falta de
soluciones a urgentes problemas sociales.
El problema no está en que haya conflicto pues, por esencia,
pertenece a toda agrupación humana. El problema está en
el tamaño que adquiera y su permanencia. El conflicto fomenta
razones y desencadena pasiones; enfrenta a insatisfechos y poderosos;
contrapone verdades y mentiras; levanta solidaridades y rechazos de
lado y lado. Cuando el conflicto es civilizado conduce al diálogo
y, por esa vía, a la acción política que resuelve
dificultades por vías pacíficas.
Cuando el conflicto, por el contrario, se estrella contra intereses
endurecidos, profundamente enraizados, las discrepancias arden. Las
naturales contradicciones, sociales y políticas, alcanzan niveles
inmanejables. La situación hierve, se agudiza. Bullen, de un
lado, los disturbios populares. Se desencadenan, del otro, las "fuerzas
del orden". El desacuerdo se radicaliza, alcanza las formas extremas
del conflicto. La paz pública se rompe. La situación desemboca
en la barbarie explícita, en la confrontación armada.
Las guerrillas se hacen sentir. Los ejércitos adoptan formas
policiales. La policía ya no opera como fuerza del orden civil,
adopta formas militares, actúa como fuerza armada. Es la guerra
que apunta al exterminio, cúspide del conflicto armado.
El conflicto en Colombia sobrepasó hace años los limites
pacíficos. Se superó a sí mismo. Se transformó
en guerra convertida en elemento propio y rutinario de la cotidianidad.
Situación que vivimos y soportamos desde hace más de medio
siglo. El costo social del conflicto armado ha sido devastador. ¿Llegó
la hora de la paz?
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