SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE COLOMBIA

"Aquí vivimos muertos"

INGRID BETANCOURT

Alberto Mendoza Morales

Ingrid Betancourt muestra en las fotos los destrozos físicos y espirituales causados en la selva amazónica por su largo cautiverio en manos de las Farc. El suceso no es único, personal o familiar. La situación se repite igual, en forma dramática, en casi mil capturados. Situación cruel, vigente, sin resolver. Más allá de lo visual, los hechos denuncian, sin concesiones, la crisis profunda que agobia a una nación incapaz de lograr acuerdos y vivir en paz. Videos, testimonios, fotografías delatan la siniestra crueldad que anida en el fondo de nuestra sociedad cuando la miramos en conjunto. La produce la antítesis propia de nuestra realidad. La que se da entre una sociedad cerrada y violenta a morir y la sociedad que necesita abrirse y pacificarse. La necesaria síntesis nacional no está planteada. Hay inteligencia para plantearla. Aunque también es advertible el déficit de capacidad analítica necesaria para clarificar el fenómeno pese a que nos golpea de manera diaria y permanente. Estamos frente a una tragedia nacional sin resolver. Salir a otras realidades exige cambios de fondo y voluntad política para emprenderlos. La hemos diferido durante largo tiempo. David Bushnell, un estudioso del país dice que “Colombia en su identidad es un país metido en sí mismo; en el exterior sugiere violencia, narcótico y guerras civiles”. Nadie puede dejar de sentirse dolido. Está por resolver una situación que llegó al punto que debiera movernos a alcanzar, por fin, un régimen de paz, concordia y desarrollo. ¿Qué comenta Ingrid?

“En Colombia tenemos que pensar de dónde venimos, quienes somos, a dónde queremos ir. Aspiro a que algún día tengamos esa sed de grandeza que hace surgir a los pueblos de la nada hacia el sol. Cuando seamos incondicionales ante la defensa de la vida y de la libertad, cuando seamos menos individualistas y más solidarios, menos indiferentes, más comprometidos, menos intolerantes, más comprensivos, ese día seremos la nación grande que quisiéramos que fuera. La grandeza está ahí dormida en los corazones que se han endurecido tanto que no permiten sentimientos elevados. Hay mucha gente a la que quisiera agradecer porque está contribuyendo a despertar los espíritus y a engrandecer a Colombia. Quiero a Francia siempre buscando guiarse por principios y no por intereses. Admiro la capacidad de movilización de un pueblo que, como Camus, entiende que vivir es comprometerse”.

Si los episodios vividos, dolorosos, escabrosos, inaceptables, no nos llevan a suscribir un gran acuerdo nacional, a pactar un cambio estructural, a aprobar un convenio de Estado sobre nuevas rutas a seguir, repetiremos lo que dice Ingrid, “aquí vivimos muertos”.

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