SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE COLOMBIA

DURAS CONTRADICCIONES

EL SÍNDROME DE LA MURALLA

Alberto Mendoza Morales

El mundo contemporáneo obedece a duras contradicciones. La globalización se abre al comercio y a las transacciones monetarias al tiempo que se cierra, aún con violencia, a la movilización de la gente. “Mientras los capitales se mueven sin restricciones por todo el planeta en busca de fortuna, a las personas que buscan la suya, ofreciendo sus conocimientos o su mano de obra, no se les da igual libertad de movilización”. Los animales delimitan sus territorios mediante olores que impregnan en árboles y piedras y los defienden con furia. Los hombres, sometidos por naturaleza al instinto zoológico de la territorialidad, demarcan sus territorios con murallas, cercas, hitos, muros y líneas que trazan sobre mapas. Las fronteras, amuralladas o no, las defienden con fuerzas armadas.

Las ciudades antiguas fueron amuralladas. Empezando por Jericó. Lo fueron igualmente las ciudades en Mesopotamia. Más tarde las de la Europa medieval. La muralla China, de enormes dimensiones, se levantó frente a los mongoles. Dicen que es visible desde la luna. Cartagena de Indias en Colombia y San Juan en Puerto Rico mantienen murallas españolas levantadas por diestros ingenieros militares contra piratas, corsarios y filibusteros ingleses. Hoy son atracción turística. La revolución industrial derribó las murallas de las ciudades. Ahora reviven en forma de muros destinados a separar poblaciones. En Berlín, el muro dividió dos ideologías, capitalista y comunista. En la isla de Chipre separó dos pueblos, griegos y turcos. “Ahora se construyen, incluso, con el apoyo de regímenes democráticos” (Mauricio García Villegas). Israel levantó muros de concreto para separar israelíes y palestinos. El Congreso de los Estados Unidos aprobó la construcción de una malla divisoria en la frontera con México. Tiene 1.600 kilómetros de longitud, 5 metros de altura y costo de seis mil millones de dólares. Trata de impedir que los mexicanos ingresen al país. Es una divisoria último modelo. Tiene novedades tecnológicas. Es un avance en materia de muros. Consiste en una doble hilera de mallas y alambradas dotada de detectores de intrusos; tiene dispositivos electrónicos, alarmas y guardias armados que pueden disparar a los infractores. La Conferencia Episcopal Mexicana declaró que “el levantamiento de muros no representa la solución justa ni apropiada para enfrentar el reto de la migración”. Se fueron las murallas de piedra. Quedan muros de concreto y mallas. Quedan, sobre todo, vivos, presentes y actuantes, los muros mentales, más eficaces que los de alambre, piedra o cemento.

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