Haití
RUINAS Y RECONSTRUCCIÓN

Alberto Mendoza Morales

Haití y Santo Domingo ocupan la Española, isla caribeña de 76.000 km2, segunda en extensión después de Cuba. La encontró Colón en 1492, cuatro meses después de tropezar con Guanahaní. El territorio haitiano es pequeño, tiene 27.750 km2, semejante a un departamento medio de Colombia. Y está sobrepoblado, 5 millones de habitantes. La capital, Puerto Príncipe, tiene 800 mil habitantes. La población es 60% negra, 30% mulata, 10% blanca. Muestra altísima tasa de reproducción. Hablan creole (criollo) mezcla de francés y español. Se ocupan en agricultura de subsistencia. Tienen el nivel de vida más bajo de América Latina. Se evaden de diarias penurias con cantos, invocaciones, danzas, mímica. Practican el vudú, "espíritu", culto mágico, procedente de animistas religiones africanas.

Haití fue un temprano modelo democrático. Lo organizó, en el siglo XVIII, Alejandro Petion, presidente mestizo, hijo de un colono francés y una negra criolla. Nació el 2 de abril de 1770. Fundó la república en 1806. Le asignó norma constitucional. Apoyó a los venezolanos en la gesta libertadora. Recibió a Bolívar llegado de Jamaica de paso para el continente. Le dio armas y dinero. Le puso una condición, decretar la libertad de los esclavos. Murió de fiebre amarilla en 1818 a los 48 años de edad.

El terremoto del pasado 12 de enero se concentró en Haití. Estremecedora convulsión terrestre de 7 grados en la escala de Richter que se mide sobre 10. Las construcciones, incluidas las más vistosas, como el Palacio de Gobierno, no resistieron el sacudón. Se desplomaron. La visión panorámica del arrasado territorio es dantesca. Se estima en 3 millones el número de afectados entre ellos 300.000 muertos. Tragedia asiática. En Sumatra calcularon 240.00 muertos. Sobre una tragedia social y económica, cayó una tragedia telúrica. Haití quedó convertido en territorio de sobrevivientes angustiados, destechados, baldados, mutilados. Aparecieron secuestradores de niños. Los llevan al exterior seguramente para venderlos.

El mundo respondió con fervorosa disposición ante el desastre. De todas partes llegaron por vía aérea y marítima auxilios en enormes cantidades, agua, alimentos, medicinas, ropa. Hubo principal demanda de agua potable, desde luego drogas, alimentos, servicios médicos. La distribución formó anarquía, parte del cuadro de la tragedia. Frente al dantesco episodio se levanta un complejo desafío de largo plazo: emprender, sobre ruinas, muertos, baldados y desaparecidos, la ardua empresa de la reconstrucción. Demanda una planificación necesariamente integral. Quiere decir regional, sectorial, zonal, urbanística, arquitectónica.

 

 

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