MOUAYAD ALKIBLAWI Y LA GLOBALIZACIÓN
Alberto Mendoza Morales

Quienes trazaron la globalización económica no sabían que era arma de doble filo. Y que la probabilidad de que les toque el filo malo es más alta cada vez que quieran aumentar bienestar, bajar horas semanales y mantener derechos laborales.

Nadie pensó que en China, y en los países fuera de Occidente, el bienestar no existe. En China existe bienestar sólo para los nuevos empresarios salidos de la manga ancha del binomio comunismo-capitalismo. Comunismo en el poder central, capitalismo en la ejecución económica.

Nadie previó que no se puede mantener el bienestar dejándo la ventana abierta para que se asomen los muertos de hambre del resto del mundo con sus productos baratos. Esta situación no figuró en las agendas mundiales.

Cuando Europa, país del bienestar, produce una zapatilla deportiva, el beneficio contiene un porcentaje para el bienestar (subsidio, jubilación, vacaciones, segunda vivienda). Cuando la zapatilla la produce China, o cualquiera de los países del malestar, no hay porcentaje para bienestar. En China hay 65 horas laborales por semana, un día de fiesta semanal, una semana de vacaciones al año, no hay subsidio por jubilación, ni seguridad social. Este factor Occidente nunca lo tuvo en cuenta. Ahora tiene que pagar las consecuencias. Queda una de dos soluciones:

1. Cerrar las ventanas, dar por clausurada la globalización y volver al estado del rico más el rico y el pobre más pobre; para eso habrá que reabrir mercados que ya han perdido USA y Europa mientras probaban la globalización y el extremo Oriente se reforzaba exponencialmente. Es tarea difícil, más no imposible, si se recurre a la guerra para abrir a la fuerza nuevos mercados.

2. Bajar al mínimo el bienestar en USA y en Europa para seguir produciendo y seguir manteniendo la industria. Quiere decir más horas laborables, menos vacaciones, menos coches nuevos, menos chalets y apartamentos en la playa.¿Están los occidentales dispuestos a dejar todo esto? Por aquí salió el No Francés.

El diagnóstico está claro. Los inventores de la globalización económica han errado perjudicando a sus propias civilizaciones sobre todo USA. Si este histórico error beneficiara a las minúsculas civilizaciones del mundo, daríamos la bienvenida a la globalización.

Todo esto lo dice, desde una visión tercermundista, Mouayad Alkiblawi, un economista musulmán. Vive en España.

 

 

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