Unos 13 mil millones de años atrás, un minúsculo y superdenso grano de energía dormía, solo e inquieto, dentro de un agujero negro. Grandes tensiones internas lo presionaban. Hasta que no aguantó más. Entonces estalló. Produjo la Gran Explosión. La que Fred Hoyle, en Inglaterra llamó, no sin ironía, el Big Bang. “Como la neblina, como la nube, como una polvareda, así fue la creación” (Popol-Vuh). Una bola de fuego ocupó el vacío. Partículas en ebullición volaron en todas direcciones. La energía vibró, la materia ocupó el espacio inédito, la luz alumbró por todas partes.

Aplicados físicos se ocupan, en Europa, en reproducir el turbión de partículas atómicas y subatómicas (hadrones) cuya aparición, movimiento y choque están en el origen al universo. Tarea sin precedentes en la historia de la humanidad. Disponen, en un área franco-suiza, de un túnel circular de 26 km de longitud. Está excavado a cien metros de profundidad. Es una nevera. Funciona a -271°C de temperatura. Pertenece al Laboratorio Europeo de Altas Energías. En su interior, enormes máquinas generan partículas y velocidades que producen entre ellas choques semejantes a los que se dieron en el antiguo espacio. Dentro del túnel profundizarán experimentalmente en la formación de las partículas, en las características de sus movimientos y en los efectos de los choques a velocidades semejantes a las que produjo la explosión.

El túnel alberga cuatro gigantescas máquinas simuladoras. La mayor, gran colisionadora de hadrones (LHC), tiene la altura de un edificio de 10 pisos. Produce energía similar a la que se dio en el espacio cuando ocurrió la tremenda explosión. Acelera partículas a velocidades próximas a las de la luz. Las pone a circular durante 10 horas seguidas a unos 300 mil kilómetros por segundo. Corto tiempo. A semejante velocidad y en ese tiempo, recorren una distancia equivalente a ir a Neptuno y volver. La segunda máquina produce choques de partículas, según las condiciones que siguieron al Big Bang. Los choques crean cascadas de partículas nuevas. La tercera máquina registra la similitud de las dimensiones de las partículas creadas por los choques. La cuarta máquina busca la existencia de partículas de otras dimensiones, de aquellas que podrían componer la materia oscura del universo, masa y espacio aún por conocer. Físicos colombianos colaboran en el proyecto. Juan Pablo II les diría, “están pisando predios del Creador”.