Carta del doctor Ernesto Rojas Morales
Carta del doctor Ernesto Rojas Morales, ex director del Dane, al doctor Alberto Mendoza Morales, Presidente de la Sociedad Geográfica de Colombia leída en la reunión del Colegio Máximo de las Academias, septiembre 13 de 2007.
Apreciado doctor Mendoza:
Por motivos no ajenos a mi voluntad y que son de público conocimiento, me he privado del honor de estar presente en esta muy significativa visita de las Academias al Dane, convertido hoy en un centro de altos estudios donde se pretende cada día con mayor precisión describir la realidad nacional y la dinámica de su acontecer económico y social.
Tal vez nunca, como ahora, los estudiosos podrán contar con tanta información de calidad para avanzar en el conocimiento de un país sobre estudiado pero pobremente diagnosticado y pronosticado. El Censo 2005 nos ha demostrado que la realidad colombiana es bien distinta a la que teníamos como conocida. La distorsión posiblemente podría provenir de la insuficiente calidad de los instrumentos de medición en lo geográfico y lo estadístico, de que disponía hace doce años cuando se realizó el censo anterior, calificado como el peor de la ronda en las Américas.
Además, en general se puede decir respecto a la interpretación de la información básica, que puede llegar a perder su rigor científico, cuando se persiste en ver lo social, y lo ambiental, como una mera consecuencia de lo económico, y en consecuencia se ve la vida nacional por el único lente opacado por el denso vaho del falso economicismo.
No somos ya el país de niños, ni siquiera el de jóvenes con el que nos identificábamos a diario. Somos un pueblo maduro con una alta proporción de personas en edad de trabajar y dotados de un nivel educativo básico generalizado, capaz de aporta a la profundización de la democracia, y a construir para todos, lo que bellamente han dado en llamar el “bien vivir”, meta claramente diferente a la del progreso entendido como: el tener más que ayer y no menos que el prójimo. La disminución de las tasas de natalidad y el notable progreso de la esperanza de vida al nacer, nos muestra que los próximos veinticinco años constituyen la oportunidad histórica de disponer de una estructura demográfica privilegiada para construir o reconstruir un país crecientemente equitativo.
El censo mostró un avance impresionante en la satisfacción de las necesidades básicas para la casi totalidad de los colombianos de las zonas urbanas. Pero plantea interrogantes sobre la adecuación de los sistemas de seguridad social para atender debidamente la creciente proporción de adultos mayores. Está bien que sigamos pensando en llevar una escuelita en el corazón, pero estaría mejor llevar un hogar para atender a los ancianos.
El tamaño de la familia ha disminuido notoriamente y por eso más de la cuarta parte de los hogares están compuestos por una o dos personas. ¿Estará el Estado en capacidad de reemplazar la función de protección a los niños, ancianos, y enfermos que hasta ahora asumía la familia tradicional? ¿Podrán los jóvenes de las nuevas generaciones recibir de las entidades gubernamentales o sociales el apoyo para completar su desarrollo afectivo e intelectual que no les dan los padres o madres ausentes?
Aunque la migración rural – urbana ha sido continua desde hace muchas décadas, aun tenemos casi una cuarta parte de la población viviendo en pequeños caseríos, o dispersa en el campo, en parajes donde es casi imposible, o difícil ofrecer la protección del Estado. Los países avanzados tienen sólo pequeñas proporciones de su población viviendo en las áreas rurales. En la mayoría de ellos esto no ha sido el resultado de desplazamientos forzados, sino fruto de migraciones ordenadas, aun impensables en Colombia donde no pocos piensan que es mejor que la pobreza de los campesinos se mantenga allá y no venga a perturbar las conciencias de los citadinos.
Los flujos de población y los de las mercancías han mostrado la existencia de nuevas comunidades aún no reconocidas, forzadas a organizarse por fuera de la división político administrativa reconocida formalmente. El fenómeno de la metropolización es bien apreciable. Bogotá tiene vida en común con casi veintisiete municipios de su entorno, sin que existan asomos de autoridades o acciones de conjunto. Afirmaciones similares pueden hacerse sobre los principales conglomerados urbanos, pero aún no se nota un interés de regular y propiciar un desarrollo territorial ordenado en estos centros urbanos.
El comportamiento de las relaciones económicas entre poblaciones vecinas también demuestra cuán distante está de ser práctico mantener como entidades territoriales a los departamentos, por la existencia de más claras y naturales mesoregiones demandantes de impulso y apoyo para consolidarse como eslabones de la nacionalidad.
Están ya a disposición de los académicos el gran cúmulo de estadísticas resultantes del Censo en la página electrónica del DANE donde se permite con un sencillo instrumento informático llamado REDATAM, construir desde su propio computador el tabulado que más se ajuste a sus necesidades investigativas. Pero si fuere necesario la utilización de microdatos para su investigación, podría solicitar una Muestra Aleatoria de Microdatos de Uso Público MAMUP, que al decir del Bureau de los Censos de Estados Unidos satisface la casi totalidad de los requerimientos académicos. Y sí aún quedarán temas por analizar, podría solicitar el acceso transparente al procesamiento de los microdatos, esto es, hacer cálculos con ellos pero sin poder leerlos individualmente.
Los honorables académicos, como es su misión ancestral, serán muy probablemente los más indicados promotores de la investigación social, demográfica, económica y geográfica con base en la información básica producida por una de las más prestigiosas instituciones de estadística del universo, el Dane. Permítanme congraciarme por la ocasión feliz de apreciar ahora a los magníficos profesionales e investigadores de la institución estadística cada vez más inmersos en el mundo de la academia, y cada vez más lejos del mudillo de los intereses inferiores y transitorios.
Reciban un respetuoso saludo desde esta voluntaria distancia tomada a favor del avance de la ciencia estadística.
Ernesto Rojas Morales