BOGOTA TIENE TREN
Alberto Mendoza Morales
La prospectiva bogotana de Jacques Mosseri para el año 2026, publicada en EL TIEMPO, tiene fundamento. Igual la propuesta insistente de Enrique Santos Molano de construir en Bogotá un tranvía por la carrera séptima. También la de quienes proponen el funcionamiento del tren del nordeste debidamente electrificado; es un auténtico eje vial de la ciudad a escala supra regional.
Bogotá tiene tren pero no tiene tranvía. Tampoco tiene las directrices de un plan que la anclen como parte esencial del ámbito nacional. Las propuestas urbanísticas para Bogotá tendrán que obedecer a un plan nacional de reasentamientos humanos. Pues la ciudad no es una variable independiente. No es un simple enclave en Colombia. Bogotá es, irremediablemente, una variable dependiente de la situación del país. Característica que no se ha logrado asumir.
Bogotá ha sido generosa e histórica receptora de masiva población inmigrante. Las guerras inciviles del siglo XIX lanzaron gentes hacia Bogotá. Bogotá fue llamada “ciudad campamento”. Sigue siéndolo. Ahora con mayor intensidad. Igual sucede con otras capitales departamentales. La gente emigra de todas partes huyéndole a las violencias locales. Reciben desplazados en forma notable Medellín, Cali, Bucaramanga Barranquilla, Cartagena, entre otras. Se aprecian en barriadas atroces que conforman los cinturones de miseria que las aprietan.
El urbanismo bogotano y el de las principales ciudades colombianas, está llamado a formar parte integral de un plan nacional de reasentamientos humanos que no se ha comenzado a formular. Un plan que tome en cuenta la totalidad de la población y del territorio de Colombia. Un plan que señale el uso agrario de la tierra, las interrelaciones urbanísticas entre las aldeas en las veredas, las capitales en los departamentos, las cabeceras de los municipios, en general las ciudades intermedias. Un Plan que muestre el uso sustentable del territorio y la distribución apropiada de la población urbana y rural.
El ordenamiento de Bogotá, está determinado, en forma natural, por el ordenamiento de la cuenca alta del río Bogotá. Si hablamos de futuro, la metrópolis y los 27 municipios asentados en la llanura sabanera, están llamados a organizarse conjuntamente como una provincia ordenada en forma de agrópolis. Tendrá, en consecuencia, la disposición resultante de la integración orgánica, funcional y simbiótica, de campo y ciudad. Es un modelo nuevo, levantado desde veredas y municipios. Ofrecerá una solución agrourbanística apropiada en un mundo globalizado que se urbaniza, cada vez más, a espaldas del agro, con gente apresada en caóticos recintos urbanos. Bogotá tiene tren. Tendrá tranvía. Y un plan nacional de referencia para su ordenamiento y integral.