DESDE COYAIMA
MENSAJE A LOS TOLIMENSES
Alberto Mendoza Morales
El saliente gobernador del Tolima, Fernando Osorio, dejó mala herencia. “Incumplió promesas, contrató estudios ya hechos, pignoró a 20 años las rentas departamentales para que las cobre la Universidad del Magdalena, cometió otros casos de corrupción que lo tienen en el ojo del huracán (ELTIEMPO, XII, 31, 07). No es un caso nuevo. Según testimonios locales, continuó el sistema de corrupción que viene imperando de mucho tiempo atrás. A los tolimenses nos afecta el balance. En contraprestación, debemos celebrar a nivel nacional que llegan a los departamentos gobernadores que anuncian recomposición y ejemplo de nuevo estilo, Horacio Serpa en Santander, Eduardo Verano en Atlántico, Luis Alfredo Ramos en Antioquia, Andrés González en Cundinamarca, Antonio Navarro en Nariño.
El Tolima merece reconsideración fundamental. El departamento inscribió en la historia de Colombia personalidades que dieron mucho a la nación. Dejaron huella profunda. El general José María Melo, exrector del Colegio San Simón, presidente depuesto por fuerzas retardatarias; Manuel Murillo Toro, visionario economista, cultor de ideas socialistas; Antonio Rocha, jurista eminente; Darío Echandía, “conciencia jurídica de la nación”; Alfonso López Pumarejo, abanderado de la “Revolución en Marcha”, Alfonso Palacio Rudas, abogado, notable economista, fundó la cofradía de los que “no tragan entero”. Aportaron visiones positivas. Quedan como ejemplo de virtudes para nueva generaciones dispuestas a reencontrar los caminos de la historia.
Hay tolimenses capacitados para señalar una nueva ruta para el departamento. Podrían romper el tradicional aislacionismo, asociarse y producir pensamiento nuevo. Se pueden citar a Néstor Hernando Parra y Ariel Armel, ex gobernadores, Adalberto Carvajal, abogado, promotor de vías sociales para Colombia; Cesáreo Rocha, abogado y notario; Elkin Patarroyo y Elkin Lucena, médicos investigadores, Augusto Trujillo, ex senador; Jorge Enrique Robledo, arquitecto y senador; Eduardo Aldana, investigador, ex rector de la Universidad de Los Andes; Abel Rodríguez, educador, Simón de la Pava Salazar, jurista de larga experiencia; Eduardo Santa, académico y escritor; William Ospina, escritor eminente; Armando Gutiérrez, Presidente de la Academia de Historia del Tolima; Carlos Orlando Pardo, promotor y difusor de la cultura tolimense y muchos otros.
La Casa del Tolima, en Bogotá, y la Academia de Historia en Ibagué, son centros idóneos para aglutinar grupos de pensadores y activistas que retomen la antigua y gallarda línea histórica trazada por los ilustres patricios que aguardan en el pasado que propongamos líneas de Estado que signifiquen aporte para Colombia y reconstitución para el departamento. El Tolima lo necesita. Hay gente para ello.