LA CARTA DEL AGUA
Alberto Mendoza Morales
Torrenciales lluvias golpean los continentes de la Tierra con efecto arrasador. Diluvios regionales inundan territorios, destruyen campos, golpean poblaciones. La carta mundial del agua muestra que es omnipresente y omnímoda. 75% de la superficie terrestre está cubierta por el agua. El cuerpo humano es 75% agua. Agua que vaga. Naturales procesos químicos combinan hidrógeno y oxígeno. Producen agua. Se da en páramos y montañas. Forman corrientes, se refugian en el subsuelo, alimentan mares y océanos, vuelan en nubes errantes, se ofrecen en oasis, se funden en hielo, se dan frías, dulces, saladas, templadas, termales. La abundancia del agua nos ha llevado a subestimarla.
Abusamos del agua subterránea. Demanda cuidado especial a fin de que el subsuelo pueda retenerla, guardarla, mantener su capacidad de recarga y el nivel freático a altura conveniente. Hay que evitar que se contamine, por filtración, con aguas cloacales o las que escurren de cementerios y otras instalaciones. En la sabana de Bogotá se requieren acuerdos con los floricultores, principales consumidores de aguas subterráneas.
En Colombia hay que cuidar nacimientos y corrientes de aguas, evitar que los ciudadanos arrojen basuras a los alcantarillados y lo campesinos a los ríos y quebradas El tratamiento de las aguas servidas demanda estrategia nacional integral. Cada municipio del país, cada industria, tendrá que entregar limpias, en sus bordes, las aguas que usan.
El agua lluvia será necesario recogerla y almacenarla en casas, fabricas y edificios. En las ciudades hay que separar el alcantarillado de las aguas cloacales y el las aguas lluvias. Bajará el costo de su tratamiento. En baños y cocinas se usarán sistemas que permitan el ahorro y el re-uso del agua.
Las aguas termales son abundantes. Se dan en la mayor parte del país. En Paipa, Tabio, Rivera, Nemocón, Los Volcanes, Chinchiná, El Rancho, en las montañas del Cauca, en la costa Caribe. Son “aguas sagradas”, propias para reposo y salud. La población debe ser preparada en la cultura del uso del agua termal.
Los páramos, productores de agua, requieren cuidado y manejo especial. En Colombia todas las tierras situadas por encima de los 3.200 metros sobre el nivel del mar deben ser decretadas de utilidad pública, por tanto de propiedad de la nación. Se reconocerá y respetará la presencia de los campesinos que los habitan y trabajan. Recibirán la tierra en comodato. Con ellos se fijarán normas de uso de la tierra y se organizará el cuerpo de guarda-páramos del país. La raíz del mapa de las aguas quedará preservada.