Ciudades binarias son aquellas cuya relativa proximidad permite planificarlas armónicamente como conjunto bipolar único, ordenable, paralelo y compartido. Semejan un huevo de dos yemas. Armenia y Calarcá son ejemplo de ciudad binaria, lo mismo que Pereira y Dosquebradas.

En nuestras áreas de fronteras son ciudades binarias Leticia y Tibatinga incluido El Marco; Ipiales y Tulcán; Amanavén y San Fernando de Atabapo; Puerto Carreño y Puerto Páez; Arauca y El Amparo. Un caso especial lo ofrece el dúo Cúcuta-San Cristóbal.

Cúcuta y San Cristóbal son ciudades mayores del espacio fronterizo colombo-venezolano. A su alrededor gravita una constelación de pueblos en proceso de crecimiento. Su desarrollo anuncia la formación de una de las zonas más densamente pobladas de Suramérica. Ahí se precisa el planeamiento supranacional de una agrópolis, una entidad que constituya síntesis orgánica de campo y ciudad.

El planeamiento y manejo de las ciudades binarias binacionales reclama la creación de Zonas de Integración Fronteriza (ZIF). Un caso concreto lo proponen estudiantes de la Universidad Distrital en Arauca. Articularían el estado Apure y el departamento de Arauca. La zona Fronteriza se establecería entre las parroquias de El Amparo y Guasdualito (Venezuela) y el municipio de Arauca (Colombia).

Componentes recomendados para el funcionamiento de la Zona fronteriza son: movilidad libre de personas y vehículos en el área; conservación conjunta de ecosistemas; sustentabilidad del patrimonio natural; acuerdos educativos; impulso a la identidad y la cultura; vinculación de dos marcos de referencia, el Convenio Andrés Bello y la Comunidad Andina Naciones (CAN).

La propuesta de crear Zonas de Integración Fronteriza viene de lejos. Está en el Plan de Desarrollo del departamento Norte de Santander. Es una iniciativa largamente diferida. Se requiere revivir el espíritu integracionista de Bolívar y actuar en conformidad. El planteamiento urbano-rural de ciudades binarias binacionales será adecuada respuesta a los desafíos que plantea la altura de los tiempos presentes.