LIBRE COMERCIO
Alberto Mendoza Morales
Libre comercio es utopía. Esa figura económica no existe en el mundo. No hay libre comercio. Libre comercio, por serlo, no es materia de tratados. Existe el comercio internacional controlado y el tradicional contrabando que pugna por salir y dominar. Será el comercio libre en un futuro aún impredecible.En estos términos, el TLC carece de sentido.
Libre comercio entre economías dispares es ficción. Plantea una pelea semejante a la que se daría entre Myke Tyson y Happy Lora. En el conjunto se respira un ámbito de perversión. Pues se discute el comercio amarrado con el nombre de comercio libre.
El debate entre gobiernos sobre libre comercio reproduce el juego de intereses entre productores de bienes y servicios que predominan y consumidores inermes ajenos a la discusión. Las sesiones sobre el tema se hacen en rondas itinerantes, en ciudades importantes del continente, a muy alto costo.
El comercio actual pertenece al universo de productores que dominan al mundo de los consumidores. Los precios no los determina la demanda, los impone la oferta. El intercambio funciona sobre la eficacia de la publicidad y la propaganda.
El mundo globalizado liberará el comercio. La producción se hará, no para la especulación sino para la satisfacción de necesidades de la población. El modelo es el contrabando sin cortapisas. Los bienes se producirán y se venderán libremente en cualquier parte del planeta. Será el mundo de los consumidores. Los productores estarán regidos por la mano invisible del mercado; entrarán en la fase de la competitividad perfecta; ofrecerán productos de calidad óptima; los precios estarán al alcance de los consumidores.
La época actual, atrasada respecto a la globalización, ve a quienes debaten y se someten a tratados de “libre comercio” tratando que les vaya lo mejor posible. A otros buscando que se salve quien pueda.