Milton Santos fue un destacado humanista y universitario brasileño. Nació en el estado de Bahía en 1926. Murió en 2002. Desde Sao Paulo observó que “hoy discutimos las amenazas externas a la universidad y discutimos poco las amenazas internas que son muy graves”. Su herencia está en haber pensado el mundo desde la geografía.

La globalización, para Santos, es una metáfora. La componen el capital internacionalizado, la tiranía financiera, la guerra de la competitividad, el desmonte de los Estados, el manejo del dinero como motor de la vida de los pueblos, la pobreza y la desigualdad como dimensión específica de la realidad. La confusión de los espíritus impide nuestra comprensión del mundo, del país, del lugar, de la sociedad, incluso de cada uno de nosotros mismos. Del conjunto dedujo que la internacionalización es perversa, por inhumana y desigual. Hay que fundar la mundialización humana e igualitaria.

Santos entró a la geografía por un ancho portalón. Captó la realidad global con inusitada claridad. De la geografía dijo que tiene mucho que dar para entender la sociedad, pues nos aproxima a la totalidad del mundo. El contexto geográfico es útil cuando fundamenta una posición política vigorosa. A partir de la geografía podemos llegar a la reconstrucción de los países como sociedades nacionales. Una geografía que debe partir de lo local donde está la armadura contra la homogenización de la vida que resulta de la internacionalización, con gente que, como va, se aliena cada vez más.

La geografía es espaciología. Nos obliga a reconocer el mundo desde cada lugar. Su cultivo se extenderá. Abarcará a los que no son geógrafos. Permanecerá, probablemente, hecha por no geógrafos. Geógrafos de hecho. Geógrafos no solo de profesión sino, más allá, por vocación.