Recursos son medios, materia, elementos. Se usan y manipulan para lograr algo, por ejemplo en la producción industrial. En Colombia los recursos se “explotan” acepción violenta que quiere decir estallar o reventar. El contexto explica nuestra realidad destructiva. Estamos acabando con todo.

El daño va más adelante. A la gente la tratamos como “recurso humano” con lo cual legitimamos su “explotación”. Los médicos piden preparar recursos humanos para la salud; hay universidades que ofrecen diplomados en “gerencia de recursos humanos”. Los economistas en asuntos de mercadeo hablan del “capital humano” lo toman pues, funcionalmente, como parte del caudal, y del patrimonio. El hombre, como recurso, no necesita ser censado, puede ser inventariado junto y parejo con los restantes medios de producción.

Estamos ante una descomunal confusión de categorías, honda falsificación de la realidad. Estamos mezclando indebidamente personas con recursos, fines con medios. Esto es lo que los filósofos llaman aberración estimativa.

Hay un patrimonio natural que cuidar y una población que respetar. En términos de sustentabilidad ambiental los recursos no se “explotan”, se extraen, se transforman, se utilizan, se aplican a procesos de producción. En términos de relaciones humanas el hombre no es un recurso, no es “explotable”. El hombre es un epifenómeno de la naturaleza. Los colombianos debemos aceptarnos como personas, gentes, sujetos de vida e inteligencia. Debemos cultivar respeto, armonía y consideración entre nosotros.