MODELO DE CIUDAD FUTURIBLE PARA BOGOTÁ
Alberto Mendoza Morales
Si queremos la ciudad del siglo XXI, Bogotá tendrá una fisonomía radicalmente diferente a la actual. Bogotá será la capital histórica y cultural de Colombia. La capital gubernamental de la nación funcionará en otra ciudad aún por escoger. La capital de Cundinamarca será Zipaquirá. Bogotá no será metrópolis ni ciudad-región. Será la primera agrópolis mundial. Su territorio será regional, la cuenca alta del río Bogotá. Constituirá conjunto simbiótico, urbano-rural, con 27 municipios que comparten la cuenca. El conjunto tendrá dos centros agropolitanos, Chocontá al norte, Facatativá al occidente, atenderán la población vecina. No necesitará trasladarse a Bogotá ni a Zipaquirá para gestionar cuestiones de incumbencia local. Páramos, lagunas, humedales, ríos, embalses, serán lugares sagrados. La agrópolis funcionará como provincia. La hubo en 1580. Se llamó Santa Fe.
En Bogotá se cruzarán dos autopistas continentales, la longitudinal norte-sur, desde el mar Caribe rumbo a Ecuador, Perú y Chile. Y la transversal occidente-oriente. Unirá los océanos Atlántico y Pacífico, entrará por el río Orinoco llegará a Buenaventura. Su cruce exigirá un distribuidor vial de entidad nacional. El transporte urbano será de propiedad pública. El ferrocarril Sibaté-Paz del Río será un metro de superficie, todo electrificado, recorrerá el territorio de norte a sur. Su función, transportar carga pesada (cemento, hierro, acero) y pasajeros. El aeropuerto El Dorado se planificará asociado con el de Apiay, Meta. El río Bogotá constituirá el eje ordenador del territorio agropolitano. Cada municipio de la cuenca le entregará limpias sus aguas. Irá acompañado de un parque longitudinal desde su nacimiento en el páramo de Guacheneque, Villa Pinzón, hasta su desembocadura en el río Magdalena, cerca de Girardot. La carrera 7a es memoria histórica, patrimonio republicano, eje vial Tunja-Bogotá. Tendrá tranvía.
Bogotá será territorial y administrativamente reordenada de abajo hacia arriba. La célula constitutiva será la unidad vecinal concebida a escala humana, área de convivencia cívica con servicios primarios accesibles a pie. Aliviará la movilidad vehicular. Su número de habitantes determinará la demanda de jardines infantiles, escuela primaria, centros de salud, mercadeo y comunicaciones. Varias unidades vecinales asociadas conformarán barrios, que justificarán el funcionamiento de clínicas propias y colegios localmente administrados. La asociación de barrios conformará localidades orgánicas servidas por universidades, bibliotecas y hospitales propios. El nuevo modelo de Bogotá está un futurible. Desafía nuestra responsabilidad histórica.