COLOMBIA REGIONAL
Alberto Mendoza Morales
Regiones son entidades territoriales. Las da la naturaleza, existen por sí mismas, tienen ser propio, por tanto, no se decretan, se reconocen. Las enseñan quienes tienen nociones de geografía. Juan B. Fernández, constituyente del 91, las definió con precisión: “Las regiones son entidades territoriales perpetuas; tienen base geográfica y fundamento geopolítico; científicamente se puede demostrar su existencia, delimitarlas y mostrarlas sobre un mapa”.
Las regiones tienen límites naturales. Contienen elementos que las individualizan y les prestan unidad y personalidad. El hombre habita las regiones, las utiliza, las modifica, las equipa para su uso, las interviene. Hoy estamos empeñados en la destrucción social de la región.
El territorio colombiano está compuesto por seis macrorregiones dotadas de poblaciones, culturas y ecosistemas propios: Amazonia, imperio de la pluvioselva ecuatorial, asiento de grupos brasílicos de lejana procedencia. Orinoquia, sabana empradizada, recinto de guahibos y llaneros en vías de extinción. Cuenca Marabina, anfiteatro de encuentro colombo-venezolano, escenario que incita a probar el mandato de integración de El Libertador Simón Bolívar. Espacio Andino, ecosistema de montaña de mil climas, nacedero de aguas, asiento de mestizos indo-hispanos signados por culturas departamentales diferentes. Espacio Caribe, islas, mar y mesón, patria del costeño y del isleño. Espacio Pacífico, océano, islas y andén, recinto de indígenas y afrocolombianos.
Colombia es, por naturaleza, un Estado Regional. Ahí está su fuerza potencial. La población de cada región debe responsabilizarse de su progreso, su crecimiento económico, su desarrollo social. Su desenvolvimiento será resultado de su propia iniciativa y de su propio esfuerzo. Así se acabaría el paternalismo capitalino que promueve el centralismo y el filialismo periférico que promueve dependencia. La gente dejaría de ser atenida. Cesarían el pedigüeñísimo y las quejas de las “regiones olvidadas”.