NACIÓN, ÉTICA Y CONTEMPORALIDAD
Alberto Mendoza Morales
La nación colombiana la formó la suma estructural de tres etnias concurrentes y tres éticas divergentes. Las etnias son las conocidas indígena, blanca y negra, según orden de llegada y de mezcla. Las éticas la describió Manuel Zapata Olivella: la ética del blanco, el invasor, fue “cómo me quedo con todo”. La ética del indígena, el amenazado, fue “cómo me defiendo del invasor”. La ética del negro, el esclavizado, fue “cómo me libero”. Las tres éticas están inscritas en proporciones diferentes en el alma del colombiano. Ahí nace, en parte, la confusión que se advierte en nuestros comportamiento públicos y privados; individuales y sociales.
Los grupos humanos que conforman la actual nación colombiana son contemporáneos pero viven tiempos diferentes. Hay indígenas que pertenecen al periodo paleolítico tardío, los nucac macú, por ejemplo; son nómadas; vagan desnudos en un lampo de selva orinoquense de donde extraen todo para vivir; se rapan las cejas; se pintan la cara de achiote; cazan monos churucos; comen gusanos mojojoy. Hay indígenas de la amazonia que pertenecen al periodo neolítico temprano, dependen de la caza, la pesca y la recolección. Campesinos en la llanura Caribe viven en calidad de siervos estacionados en el régimen feudal de la Edad Media. Colombianos de estrato 0 viven al día atados al no tiempo; su dimensión temporal se contrae al instante que llega y pasa.
La gran masa poblacional pertenece a la modernidad; vive en las ciudades sujetas a la rapidez y turbulencia de las urbes; el tiempo pasa a velocidades asombrosas sin que se sepa cómo ni cuándo. Queda una porción de locos y desadaptados, muy pocos, entre ellos filósofos, intelectuales, visionarios, descontentos; conforman un grupo marginal de la sociedad; creen que las cosas pueden mejorar; cultivan la ficción de la posmodernidad.