"AGUA QUE NO HAS DE BEBER...."
Alberto Mendoza Morales
La Tierra, igual que el cuerpo humano, es fundamentalmente agua. Está compuesta en un 75% de agua. De esta, 97.5% es salada y apenas 2.5% dulce. La Tierra está rodeada por agua en forma de nubes, sus polos los cubren mantos de nieve y hielo. El planeta Tierra es más líquido que sólido, “debiera llamarse planeta Agua”. (Ernesto Guhl). Adán y Eva, en su época -nueve mil años atrás según la cronología bíblica- tenían más agua que hoy los 6.500 millones de habitantes que pueblan el planeta (Alfonso López Reina).
El agua es raíz de la vida, patrimonio de la humanidad,. componente básico para el progreso, Es un bien público. Más que un derecho, es una necesidad primaria. Está en peligro. Examinar el agua nos pone a navegar en un mar de problemas. Se abusa de ella. Se atropella. Se destruyen ecosistemas. Se sobre explotan y contaminan las fuentes y las corrientes. El mal uso del agua deja predecir lo evidente, un mundo sediento. Poco serán las guerras del petróleo en comparación con las guerras por el agua.
La localización ecuatorial de Colombia, el territorio húmedo, su geografía extrema, bosques y selvas, origina abundante precipitación pluvial tres veces mayor que el promedio mundial y el doble de la América Latina. Hay agua sobrante y agua mal utilizada. El problema aquí no es cantidad, es contaminación y desperdicio.
El agua se vende en el mercado mundial. Pesa sobre Colombia, igual que en otros países, la amenaza de su privatización. Audaces empresarios se asocian en carteles multinacionales para apoderarse del agua, manejar acueductos, embotellarla, distribuirla, por fuera de la regulación de los Estados. Chile enajenó todas sus aguas. Entregó cuencas enteras a los particulares. Está corrigiendo el abuso. Colombia podría vender agua en el exterior donde falta, los desérticos países árabes por ejemplo.
El uso inteligente del agua implica preservar las fuentes, cuidar las corrientes, reducir aportes contaminantes, tratar aguas servidas y volver a usarlas. El criterio está en producir más con menos agua. Bogotá agotó su agua propia. Deberá acudir cada vez más a las aguas de las cuencas orinoquense y magdalenense. Antes de mexicanizarse, Bogotá tendrá que detener su crecimiento e impulsar la iniciativa nacional de formular un plan de reasentamientos humanos. El uso prudente y beneficioso da base e inspiración para redactar la Ley del Agua.
La cuenca del río Amazonas es la mayor fuente de agua dulce del mundo. A ella concurren 9 países: Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Guayana, Guayana Francesa, Surinam. Ese corazón de Sudamérica está convocado, de manera natural, a formar la Comunidad Amazónica de Naciones (Ernesto Guhl). Mientras tanto “a nadie se le niega un vaso de agua”. Y, dadas las condiciones mundiales, “agua que no has de beber ¡embálsala!”