De: Dr. Guillermo Carvajal Alvarado. Catedrático de Costa Rica

Todas y todos quedamos boquiabiertos con la declaratoria del Premio Milton Santos. Vivo en una parte del continente que, por lo demás, ha sido sistemáticamente olvidada por los 11 EGAL ya transcurridos. Me refiero al Centro de América. Error persistente, sistemático y metodológico de todos los geógrafos del sur y del norte. Se refleja, por lo demás, en las obras escritas, en los análisis y disquisiciones académicas de todas las investigaciones que llevan por título América Latina.

En esta región, Centro de las Américas, he tenido oportunidad de encontrar a cientos de investigadores de Asia, Europa, Canadá y Estados Unidos. En los años 70 del siglo pasado fuimos tierra de exilio de muchos colegas venidos de Chile, Uruguay, Argentina, Brasil, Bolivia y Ecuador. Nuestras universidades tuvieron políticas de puertas abiertas para jóvenes intelectuales que pudieron realizar su vida en algunos países donde había un poco de paz.

Por eso no puedo comprender que un jurado declare desierto un premio latinoamericano. Creo que la sola declaratoria fue la piedra falseada en estos Encuentros. La segunda fue la cantidad inmensa de ponentes inscritos que tuvieron el tupé de no llegar, afectando así la programación y hasta la organización del evento. El ausentismo masivo no se dijo. Pero yo, como hombre libre, lo puedo decir. Es un mal síntoma y fue un mal presagio del evento. Yo excuso a los organizadores. Sabemos el gran esfuerzo desplegado por ellos. Todos sabemos que no es posible hacer un gran evento si al menos un 30 por ciento de los inscritos no se presentan.

Escuché, en la clausura, exposiciones incendiarias sobre todo intento de organización. Se boicoteó la propuesta interesante de realizar una revista latinoamericana de geografía y recuerdo los intentos de R. García, colega chileno. Logró publicar al menos 5 números de la revista de la Asociación de Geógrafos Latinoamericanos (AGELA).

Es curioso que siendo uno de los temas del Encuentro la geopolítica, en el seno del Encuentro olvidemos toda posibilidad de organización. Escribo organización, que es una estructura mínima para poder funcionar. Pero en EGAL, seguimos sin formularnos esta pregunta: ¿Cuál ha de ser la organización adecuada para el EGAL? Como si nos diera miedo hablar del poder o, quizá peor, para escamotear una realidad tan evidente como lo es el poder de Brasil por su peso específico dentro de estos eventos, versus los otros países apenas representados. Yo a estas discusiones no les temo, creo que deberíamos enfrentarlas. El silencio es mal cómplice de la organización.

Definitivamente fue de muy mal gusto no conceder el premio Milton Santos de geografía. Es un golpe a la existencia del evento. Es desconocer el trabajo de muchos colegas, mujeres y hombres, que han realizado una destacada labor. Fue una bofetada para cada uno de nosotros. Creo que ya a estas alturas las palabras sobran. Que el jurado examinador cargue con su responsabilidad y que digan la verdad sobre su dictamen.