La geografía ha sido un campo de interés para numerosos pueblos desde antes de constituirse en una disciplina académica y no es para menos, ya que su objeto de estudio —el espacio geográfico— es clave a la hora de conocer el mundo y comprender las relaciones e interacciones entre los actores, los procesos y los lugares. El fenómeno espacial ha sido objeto de indagación desde tiempos inmemoriales, por ello su historia no puede leerse sin la de los viajeros, los navegantes, los exploradores, los cartógrafos, los filósofos, los escritores y los maestros.
La complejidad de su objeto ha llevado a la disciplina a establecer diálogos con diferentes campos que también se han interesado por estudiar el espacio, esto con la finalidad de lograr lecturas integrales que reflejen la realidad de los grupos humanos y los espacios que producen para transformarlos de manera consciente e informada. Ello ha implicado que el conocimiento geográfico sea objeto de estudio para diferentes actores, en diferentes tiempos y contextos. De allí que sea una materia en la educación de reyes, príncipes e incluso de campesinos y obreros con la democratización del conocimiento.
En este texto es el resultado de más 25 años de reflexión sobre la geografía escolar, su enseñanza, su didáctica y la educación geográfica a partir de diálogos con estudiantes, colegas, amigos, teóricos e investigadores de diferentes latitudes. La autora es una maestra que se ha quedado en la memoria de quienes la conocemos y es un referente por sus cualidades humanas e intelectuales; su humildad con el conocimiento habla por ella. Es una mujer que enseña las más complejas teorías geográficas y del campo de la educación con un lenguaje sencillo y al alcance de todos, característica que se ve reflejada en su producción académica y en los escenarios en los que participa. Para quienes hemos tenido el privilegio de cruzarnos con ella, supuso un cambio no solo en nuestra formación, sino en nuestras vidas, maneras de pensar y actuar al acercamos a otras geografías, en particular por su capacidad para despertar el interés por renovar la enseñanza de la disciplina desde una perspectiva crítica y territorial.
En esta obra, hace un recorrido por la historia de la disciplina e identifica tanto los sentidos de su objeto a través del tiempo como a los hombres y las mujeres que desde sus ideas han aportado al pensamiento geográfico, pasando por la institucionalización de la disciplina en Colombia, los programas de formación y las comunidades académicas existentes para reconocer las contribuciones de la geografía a la educación y revindicar su lugar como disciplina escolar en el currículo colombiano.
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