La Sociedad Geográfica de Colombia, convencida de que se debe “pensar globalmente pero actuar localmente”, ha puesto sus ojos en los territorios, que son la célula primordial del tejido regional y este del tejido de la nación, para mostrar que el paisaje cultural se crea a partir de valores esenciales y mediante la acción de las fuerzas sociales, culturales, económicas y políticas, valores que, por desgracia, muchas veces se basan en una ignorancia lamentable de la naturaleza del entorno. No puede olvidarse que en el paisaje cultural de hoy se puede leer el resultado de unas intervenciones seculares, de una especie de “sabiduría geográfica, de algo así como una geosofía”.
Este libro, de un autor que ha dado en especializarse en el amplio patrimonio cultural de Turmequé, tiene el valor de exaltar la memoria de personajes tan importantes como ignorados y la invitación a que los territorios del país se conozcan “por dentro”.
En un completo panorama de los valores y las manifestaciones culturales del municipio, se recrea la historia del juego del tejo, cuyos orígenes se atribuyen a esta región. La vida de personajes como el Cacique Diego de Torres y Moyachoque (con la primicia de presentar la cueva donde se escondió para salvar su vida), el poeta barroco Hernando Domínguez, el maestro Baltasar de Figueroa, digno representante de la pintura colonial, el Sargento Torres, creador de la Policía Infantil y muchos otros personajes que, no por menos conocidos tienen poca importancia para un pueblo. Y, con gran detalle, muestra una joya artística: el conjunto de las 28 escenas de los murales del templo, consideradas como unas de las más importantes de la producción artística del periodo colonial, junto con los cuadros salidos del taller que el pintor Figueroa instituyo en Turmequé.
Vale la pena hacer este amable recorrido cultural que se nos presenta en esta obra.
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