A partir de 1810, y como consecuencia de la insurrección independentista, las provincias de la Nueva Granada, se desintegraron en Estados que pretendían soberanía local; cada una se sintió con derecho a expedir su propia constitución y a nombrar sus propios gobernantes. Época de ensayos y búsquedas.
El Estado de Cundinamarca se afirmó en el centralismo, postulaba un gobierno único, con ejecutivo fuerte y jurisdicción en todo el territorio; los demás estados se afincaron en el federalismo, reclamaban independencia de Santafé y autonomía para gobernar. Aparecieron incluso intentos de formar republicas como en Tunja y Mariquita. Las dos tendencias se comprometieron en la primera guerra civil de Colombia; concluyó en la creación de la Confederación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada.